La figura indispensable del hacker

El etiquetamiento social ―”labeling approach”― es uno de los  mecanismos de reproducción del poder más complejos, fascinantes y perniciosos en la sociedad de masas.

Al criminalizar desde el poder a una persona o colectivo instrumentalizando a medios de comunicación, el etiquetamiento suplanta no solo la justicia, sino la Verdad misma.

Una vez que mediante ese proceso se consigue que tal persona o colectivo sea lo que se cree que es ―estricto acto de fe―, puede hacerse con ella o él lo que sea; discriminarlo, deshonrarlo, dañar su integridad, encerrarlo, sepultarlo socialmente, cosificarlo y hasta eliminarlo físicamente, con pleno consenso.

Al cabo, como escribe Alessandro Manzoni en Historia de la columna infame, “…cuando se inicia el camino de la rabia, es natural que los más ciegos sean los conductores” [p. 71].

Por lo anterior, al leer ya desde portada Ética hacker, seguridad y vigilancia, título y temática de esta novedad de la Universidad del Claustro de Sor Juana coordinada por Irene Soria Guzmán provocan. ¿Acaso un hacker puede ser ético? ¿No es la seguridad asunto naturalmente anti-hacker? ¿No es obligada la vigilancia frente a la “amenaza” hacker?

Optimista, en el ensayo inicial Gunnar Eyal Wolf celebra que “contrario a lo que parecía imposible hace diez o quince años, el sentido original del término [hacker] parece ir recuperando terreno”, frente a la “distorsión del término por parte de los medios” [pp. 28-29]. Pero quién sabe, en democracias donde el periodismo se ancla.

En fin, resultado del Seminario Abierto de Comunicación y Nuevos Medios, el volumen reúne seis ensayos que desmantelan las raíces e implicaciones del etiquetamiento contra el hacker ―como “pirata informático”―, pero ante todo aquilatan su creciente relevancia en un entorno donde la dinámica social transcurre en un espacio analógico/digital crecientemente monopolizado por poderes particulares en demérito del interés colectivo.

Concebido por Euridice Cabañes Martínez como “figura de resistencia política que apuesta por la creación de la realidad y los sujetos en colectivo” [p. 69], el hacker es hoy una presencia activista indispensable para ayudarnos a habilitar derechos esenciales como la privacidad, la dignidad y la igualdad.