Aunque la extorsión representa un delito que al menos en México se ha expandido fuertemente en los últimos años, según lo demuestran distintas encuestas de victimización, la cultura extorsiva está profundamente arraigada en las sociedades latinoamericanas, tan acostumbradas a la necesidad de ofrecer gratificaciones de todo tipo. El común denominador es la ausencia de los agentes del Estado -o su complicidad-, lo cual permite la aparición de actores que encuentran una gran fuente de ingresos en la imposición de pagos forzosos a ciudadanos o negocios. Mediante el uso de la fuerza o las amenazas, paulatinamente se va tomando el control sobre la vida cotidiana y la actividad económica de un territorio específico, sea un barrio o una región. Lo mismo sucede en las favelas de Brasil, en los barrios de San Salvador o en distintas comunidades mexicanas, donde eso ha sido una de las razones para crear grupos de civiles armados que se defienden de los grupos del crimen organizado que la ejercen. La lucha por el control de estos espacios y de sus fuentes de ingresos es una de las explicaciones de la persistencia y del aumento de la violencia en las regiones mencionadas, sin embargo, hace falta conocer un poco más acerca de los procesos que permiten esta virtual apropiación del territorio. En ese sentido, ¿de qué tipo de mecanismos se valen y qué funciones realizan los grupos que ejercen la extorsión?, ¿qué efectos sociales, económicos y culturales tiene la extorsión?, ¿cómo se transforma una sociedad que está inmersa en relaciones extorsivas?, ¿es posible romper estas relaciones?, si así fuera, ¿qué se requiere de un sistema de seguridad para evitar este fenómeno?
Ponentes:
Ignacio Cano
Laboratorio para el Análisis de la Violencia, Universidad de Río de Janeiro, autor de “No sapathinho, a evolução das milícias no Rio de Janeiro”, Brasil
Beatriz Nájera
Universidad Don Bosco, El Salvador
Marco Lara Klahr
Periodista, autor de “Extorsión y otros círculos del infierno”, México