México. Las elecciones intermedias de 2009

 

July 27, 2009
Por Rodrigo Salazar Elena, FLACSO – México

Por Rodrigo Salazar Elena, FLACSO – México

El pasado 5 de julio tuvieron lugar, en México, elecciones para renovar la totalidad de la Cámara de Diputados, que junto con el Senado integra al Congreso. Aunque aún resta una fase de litigio para la conclusión formal del proceso, no parece que los resultados sean alterados en lo fundamental. El hecho más relevante es que el partido del presidente Felipe Calderón, Acción Nacional (PAN), perdió la mayoría relativa de los diputados a favor del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El PAN pasó de 206 diputados, sobre un total de 500, a 143, mientras que el PRI incrementó su bancada de 104 a 237 diputados. De hecho, si a la bancada del PRI se suman los 22 escaños de su aliado, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), con los 259 diputados resultantes se forma una mayoría absoluta. Ningún partido o alianza había conseguido esto desde las elecciones de 1997. 

En términos de votos, entre 2006 y 2009 el PAN pasó del 34.4 al 29.7%, mientras que en la alianza PRI-PVEM incrementó su porcentaje del 29 al 46.7. El incremento en la votación de esta alianza es prácticamente igual a la reducción sufrida por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que pasó del 29.8 al 12.9% de los votos. Correlativamente, la bancada de este partido pasó 123 a 71 miembros. 

En adelante, por tanto, no se aprobará ninguna medida legislativa que no sea aprobada por la alianza PRI-PVEM. Adicionalmente, el PAN perdió la gubernatura en algunos estados que se consideraban “plazas fuertes” y que celebraron elecciones en forma concurrente. Con razón, se habla de una derrota monumental para el partido en el gobierno, cuyo efecto inmediato fue la renuncia de su dirigente nacional. En esta nota, presentaremos algunas de las razones que podrían explicar estos cambios en el escenario electoral mexicano. 

Los dos ciclos de la caída del PAN 

El PAN, como partido en el gobierno, posiblemente se vio perjudicado por dos hechos. El primero de ellos se refiere al calendario electoral. Es un hecho comprobado que en elecciones intermedias el partido en el gobierno es castigado. A esto se debe añadir los efectos electorales del ciclo económico. Se estima que al finalizar 2009 el Producto Interno Bruto del país habrá caído en alrededor de siete puntos porcentuales. En tiempos de recesión, es de esperarse que diversos electores responsabilicen al partido a cargo de la gestión económico y lo castiguen electoralmente. 

La última elección intermedia, en 2003, se realizó en condiciones similares de estancamiento económico y también bajo presidencia panista. En ella, el PAN obtuvo el 31.8 por ciento de los votos –comparado con el 29.7 por ciento actual. En ese sentido, la votación (y los correspondientes escaños) obtenida por el PAN no resulta tan impactante, o al menos no se aleja demasiado de lo que es razonable esperar. 

Sin embargo, el resultado no sólo incluye este aspecto, sino la nueva capacidad de bloqueo adquirida por el PRI y el PVEM. Como esta coalición pasó del tercer al primer lugar, es necesario profundizar en la explicación. 

El triunfo del PRI 

Una vez más, los resultados electorales de 2003 ponen la información actual en perspectiva. En las elecciones intermedias anteriores, el PRI y el PVEM obtuvieron conjuntamente una votación de 42.2 por ciento –frente al 46.2 por ciento actual. En buena medida, actualmente observamos un retorno a la normalidad (en el sentido del comportamiento de los electores), tras la excepción representada por las elecciones de 2006. En aquel año, el PRD presentó como candidato presidencial a Andrés Manuel López Obrador, cuyo carisma extremo sin duda contribuyó a elevar la votación por los diputados de su partido. El candidato priista, Roberto Madrazo, no tenía nada de este atractivo personal. 

Una vez ausente el efecto de la candidatura presidencial, la votación tiende a aproximarse a los niveles de “voto duro” que cada partido tiene. Según datos de Consulta Mitofsky, la fracción del electorado que se considera priista oscila entre el 25 y el 32 por ciento. El rango correspondiente para los perredistas es de entre el 9 y el 13 por ciento. Por tanto, el piso de votación para el PRI es bastante mayor que para el PRD, cuando no existe el efecto de una figura carismática.

Aún así, entre 2003 y 2009 el PRD redujo su votación del 18.2 al 12.9 por ciento. El hecho de que el PRD tuviese una votación casi igual a la de su voto duro podría indicar que no capturó prácticamente nada del voto de castigo.

Esto puede ser debido a un factor que no estaba presente en 2003. Después de las elecciones presidenciales, el PRD inició una lucha intestina por el control de la dirigencia que aún persiste y ha sido bastante pública. Las facciones en disputa están representadas por la burocracia partidista de Nueva de Izquierda, por un lado, y por el otro, por el sector ligado a Andrés Manuel López Obrador, quien incluso promovió el voto por dos pequeños partidos de izquierda. Los partidos que no logran solucionar sus conflictos internos suelen ser castigados electoralmente.

En esta nota adelantamos algunas posibles causas de los resultados de las elecciones de 2009 en México. En síntesis, la reducción de la votación por el partido en el gobierno posiblemente se debe a a) el hecho de tratarse de elecciones intermedias, y b) el voto de castigo por la recesión económica. De los dos partidos de oposición mayores, el PRI fue el principal beneficiario de las pérdidas del PAN debido a c) en ausencia de un candidato presidencial carismático, la base electoral del PRI es mayor, y d) el PRD se presentó dividido a la elección, mientras que el PRI no mostró conflictos internos.$0