Recientemente se celebró en Barcelona el congreso internacional de la Latin American Studies Association, donde se dieron cita más de 7 mil investigadores e investigadoras de Estudios Latinoamericanos provenientes de todo el mundo. No obstante, de las mil 727 mesas y talleres que se llevaron a cabo, ni siquiera 5% incluía palabras como “tecnología” o “digital” en sus títulos.
No cabe duda de que las tecnologías se desarrollan más rápido que las ciencias. Por ello la academia ha tratado de actualizarse acercándose al tema desde diferentes perspectivas, es decir, desde diferentes disciplinas. Eso fue evidente durante el congreso internacional Latin American Studies Association, que se llevó a cabo por primera vez en Europa entre el 23 y el 26 de mayo de 2018, en Barcelona, España.
Ahí se dieron cita más de 7 mil investigadores e investigadoras de Estudios Latinoamericanos provenientes de todo el mundo. No obstante, de las mil 727 mesas y talleres que se llevaron a cabo, ni siquiera 5% incluía palabras como “tecnología” o “digital” en sus títulos.
Además, cuando se aludía a las nuevas tecnologías muchas veces los ponentes se concentraban en las redes sociales y plataformas de medios, como Facebook y Youtube, y casi siempre relacionándolas con movimientos sociales, en especial estudiantiles.
Ya es destacable que sus investigaciones tocaran el tema, pero también es importante analizarlas y marcar diferencias, por ejemplo, entre nuevas tecnologías y redes sociales. Así, lo que veremos a continuación son tres ejemplos de investigaciones académicas presentadas durante dicho congreso, directamente relacionadas con tecnologías digitales, bajo enfoques de imaginarios de la ciencia ficción, la “hipernaturalización“ de la violencia a través de imágenes y el poder de ruptura del arte.
“Tecnocuerpos latinoamericanos en el cine y la ciencia ficción del siglo XXI“
Memo Cruz, un campesino mexicano, se apasiona por la tecnología y encuentra una forma de trabajar en Estados Unidos sin cruzar la frontera, permitiendo que se le implanten conexiones electrónicas bajo la piel y así conectarse con otros trabajadores mexicanos en una fábrica. Ya puede vivir el sueño americano a distancia.
Este escenario futuro de carácter distópico es parte de la película Sleep Dealer (2008), del peruano-estadounidense Alex Rivera. El investigador Pablo A. Brescia, de la University of South Florida, la analizó para su ponencia “Tecnocuerpos latinoamericanos en el cine y la ciencia ficción del siglo XXI“.
Un aspecto central de esta ponencia es la representación de la frontera borrosa entre el mecanismo cibernético y el organismo biológico. Las protagonistas, ya una mezcla inseparable entre humano y lo tecnológico, son en lo que piensa mucha gente cuando se habla de la figura Cyborg de la científica Donna Haraway.
Es probable que lo que más miedo produzca de tal idea no sea la conexión más obvia entre estos elementos, como en Sleep Dealer, sino la dependencia no tan visible de la sociedad a la tecnología.
En el análisis de Brescia, el aspecto del cuerpo es interesante, pues en el teletrabajo de los mexicanos hay ya una eliminación del cuerpo presente, particularmente una eliminación de cuerpos racializados.
El teletrabajo da por un lado la oportunidad de que los mexicanos no salgan de su país, pero al mismo tiempo el trabajo con tecnología moderna causa una sugestión/tentación. El discurso sobre cuerpos indeseados y no visibles de trabajadores mexicanos en la sociedad estadounidense recuerda mucho a la película Un día sin mexicanos (2004), de Sergio Arau.
Un efecto que muchas veces tienen las películas de ciencia ficción es el surgimiento de un sentimiento, y aunque la historia está situada en el futuro, muchos problemas presentados ya existen, si bien de otra manera.
En este caso se puede notar una crítica a la situación laboral, pues muchos de los que trabajan hoy en día en el teletrabajo vía computadora tienen un trabajo precario, cruzado por diferentes husos horarios, sin jornadas fijas de trabajo y con la presión de una disponibilidad casi total para responder debido a los celulares.
“El régimen live: extrañamiento visual, género y feminismos en la economía de la muerte”
La influencia de las nuevas tecnologías no es solamente un tema para la ciencia ficción sino para la sociedad actual, según mostró la presentación de Sayak Valencia, del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte. Es doctora en Filosofía, Teoría y Crítica Feminista por la Universidad Complutense de Madrid, además de poeta y ensayista.
En su presentación “El régimen live: extrañamiento visual, género y feminismos en la economía de la muerte“, se enfocó en el impacto de las imágenes con un contenido de violencia misógina que circulan diariamente.
Su hipótesis es que por las cantidades inmensas de esas imágenes surge una “hipernormalización” de la violencia. Esto tiene que ver con lo que ella llama “régimen de lo live“, es decir, que esas imágenes “no representan la realidad, sino que la producen directamente“.
La violencia en las imágenes es violencia real, algo que se puede sentir. Imaginemos, por ejemplo, estar en el metro de la Ciudad de México viendo portadas de diarios con fotografías de personas sin vida, leídos por personas de camino a su trabajo. Esas fotografías violentan otra vez y son parte de la realidad social. Lo preocupante es que Sayak ve en ello un reflejo de “apatía colectiva frente a situaciones de violencia extrema: feminicidio, desaparición y pérdida de garantías sociales“. Así, la violencia no produce ya mecanismos de resistencia, sino apatía.
“Algorithmic Assemblages and the Photobook in Brazil”
Felipe Abreu es un fotógrafo que reside en Brasil y creó un libro de fotografías impresas llamado Aprox 50.300.000. Se trata de imágenes resultantes de búsquedas en Google con las palabras que tienen que ver con “la crisis migratoria“. Las editó de modo que el zoom es tan fuerte que se ven los pixeles; muchas veces las fotografías están recortadas o en blanco y negro.
Sobre ese libro, Edward C. King, de la University of Bristol, basó su investigación denominada “Algorithmic Assemblages and the Photobook in Brazil“, que resalta la ruptura de la percepción de fotografías digitales derivada del cambio del medio.
Para King este trabajo ofrece una nueva reflexión crítica sobre la temática y al mismo tiempo del trato de fotografías en tiempos digitales. Además, dice que abre una nueva interconexión entre imágenes, observadores y las tecnologías. Entonces, ¿sería posible trabajar con los métodos de las artes para repensar también el manejo de la hipernaturalización de la violencia? Después de todo, no sería la primera vez que las ciencias y las artes encuentren juntos soluciones frente a problemas sociales.
Las tres ponencias abordadas muestran solamente una parte marginal de los estudios sobre las nuevas tecnologías relacionadas con América Latina. Sin embargo, los temores, preocupaciones y problemas sociales tratados no son exclusivos de la región.
Sigue siendo un trabajo importante de las ciencias analizar estos problemas y pensar en soluciones posibles. Y aunque las tecnologías siempre se van a desarrollar más rápido (con consecuencias a veces imprevisibles), en ese punto las investigaciones actuales pueden ayudar a enfrentar nuevas tendencias.