El hecho de desaparecer a una persona no se limita a su detención y la incertidumbre de su paradero, sino que se va expandiendo a una multiplicidad de actos que coadyuvan a la eliminación de la persona.
Trasformar a una persona en una cifra, en un número que suplanta el nombre y el rostro de la persona, o el retirar del espacio público las fotografías de las personas desaparecidas, son algunas de esas prácticas con las que se perpetra la desaparición.
Paseo de la Reforma no solo es la avenida más importante del país por ser el lugar en donde se concentra una parte importante del sistema financiero del país, sino porque en esa avenida se desarrollan importantes expresiones de denuncia social y política. La Ruta de la Memoria representa, quizás, una de las expresiones más importantes de las heridas que permanecen abiertas en el país y que son producto de la criminalidad que nos ha sometido social y políticamente.
En abril de 2022, un virus provocó la muerte de la icónica palmera que bautizó a la glorieta que habitó por casi un siglo. En ese mismo mes fue retirada la Palma, dejando vacío el espacio y un vacío en una comunidad de la que fue un símbolo. Por su parte, el Gobierno de la Ciudad de México anunció un sondeo por internet para determinar qué árbol quedaría en su lugar; A la par, familias de personas desaparecidas nos consultamos para acordar si ocupábamos el espacio. Marcando desde entonces lo que se serían dos procesos paralelos.
El 8 de mayo de 2022, familiares de personas desaparecidas, de distintas partes del país, llegamos al Antimonumento +65 para concentrarnos en lo que sería la acción de toma del espacio. En colectivo cruzamos a la glorieta (donde quitaron la palma) y comenzamos los trabajos para instalar los cimientos del que imaginamos como un memorial para nuestros familiares que han sido desaparecidos. Colocamos cuatro estructuras metálicas, dos de las cuales sostenían mantas con las fotografías de nuestros seres queridos, una vacía para que otras familias pudieran colocar la foto de su familiar y una con el nuevo nombre del espacio: Glorieta de las y los Desaparecidos.
Con esa acción nacía un nuevo espacio y lo que se convertiría en una lucha más frente a un Estado acostumbrado a desaparecer a nuestros familiares. Por la madrugada, bajo la clandestinidad que da la noche, personas desconocidas retiraron las estructuras con las fotografías y se las llevaron. Un acto paradójico. Aquellas fotografías sufrieron la misma suerte que la de las personas que representan. Cuando denunciamos y exigimos que nos las regresaran, la autoridad simplemente dijo que no sabía quiénes las habían retirado ni dónde estaban. No se puede describir el dolor y la rabia que sentimos.
Las agresiones del Gobierno de la Ciudad de México se mantuvieron en los días siguientes, retirando los rostros de nuestros seres queridos. El 5 de junio de 2022, tras una manifestación en el sitio, la entonces titular de la Jefatura de la Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, sostuvo un breve diálogo. Prometió una reunión en no más de una semana para dialogar sobre el tema, la semana se extendió hasta el 5 de marzo de 2023, cuando se realizó nuevamente una manifestación para exigir una mesa de diálogo, la nueva fecha, el 16 de marzo de 2023, se sigue extendiendo hasta hoy.
La respuesta del Gobierno de la Ciudad de México ha sido clara y contundente: no a la memoria desde las víctimas y sus familias, sí a la memoria impuesta desde el Estado. La Glorieta ha permanecido cercada por vallas metálicas desde septiembre de 2023, el gobierno insiste en que ese no es nuestro lugar intentando imponernos su idea de nuestra memoria (como cuando Calderón hizo un memorial para las víctimas, sin las víctimas), nos han culpado por su mal manejo en el trasplante del Ahuehuete, al cual nombramos como el Guardián de las y los Desaparecidos: se han negado a escuchar a las familias.
Como familias de personas que han sido desaparecidas hemos reiterado que no nos cansaremos de mostrar los rostros de nuestros familiares. Las veces que el Gobierno de la Ciudad de México las retire, serán las veces que regresaremos. Ha quedado claro que quienes ocupan un puesto en el gobierno son pasajeros, duran hasta que su ambición por el poder les lleva a otro lado; Las familias, en cambio seguimos en la búsqueda mientras la justicia no llegue, es decir, mientras nuestros seres queridos no regresen a nuestro lado.
La memoria no es producto de un decreto, sino de la suma de esfuerzos dentro de un largo proceso por no olvidar. Tampoco es una tarea que pueda hacer el gobierno mexicano, han mostrado que carecen de la dignidad necesaria para trabajar con nuestra memoria, en todo caso, hacen memoria del Estado. Seguiremos ¡hasta encontrarles!