Palabra tejida

Celebramos nuestros años de mil chambas, de tantos proyectos a los que entregamos nuestra vida y nuestro servicio, aunque a veces el tiempo no nos pinte tan bonito, aunque no haya fondos para lo que hacemos.
Texto de A dónde van los desaparecidos.

Veladora

Venimos de Colombia, de Chihuahua, de la Ciudad de México, del Istmo de Tehuantepec, de Michoacán, de Jalisco, de Lagos de Moreno, de Guadalajara, de Ciudad Guzmán, de Puebla de Cholula, y de la sierra, de Xalapa, de Guanajuato, de Aguascalientes, de Tamaulipas, de San Luis Potosí, de Sinaloa, de Tijuana, de Coahuila y del lago de Pátzcuaro.

Somos periodistas. En este tiempo de sombras, de violencia —y más violencia, de crimen, de corrupción, de horror— queremos quitarnos los dolores, queremos dejar de llorar. Queremos florecer, como semillas que brotan en algodones, y saber que podemos ir más allá. Estamos serenos, estamos contentos, estamos alegres, porque nos inspiramos, porque nos aprendemos, porque nos admiramos, porque compartimos el mismo ímpetu de seguir en el camino. Agradecidos por los bienes recibidos: por la fuerza que nos sostiene, por las medicinas que nos dan templanza, por la terapia que nos anima, por las y los amigos que nos escuchan. Ustedes nos llenan de energía.

Celebramos nuestros años de mil chambas, de tantos proyectos a los que entregamos nuestra vida y nuestro servicio, aunque a veces el tiempo no nos pinte tan bonito, aunque no haya fondos para lo que hacemos.

Trajimos café —de Colombia, de la Sierra Negra de Puebla— y libros para compartir, porque queremos aprender con ustedes. En la bolsa guardamos recuerdos: una gorra que nos ha acompañado por los territorios; aretes de oro, amuletos con los que enfrentamos al mundo; limones que nos recuerdan que la resistencia persiste en nuestras tierras pese a la delincuencia. Libretas donde anotamos el clamor de otras personas, donde queda asentada la confianza que las familias depositan en nosotros.

Un grabado que nos recuerda que “luchamos bajo el mismo arcoíris”. Un talismán para enfrentar nuestra vulnerabilidad, para saber que en casa nos esperan y, desde lejos, nos cuidan. Tejidos que compartimos como promesa con la tierra que nos vio nacer.

Traemos en el corazón a los desaparecidos, a los defensores, a quienes ya no están, porque sus rostros nos marcaron. Tiempo para compartir, para mirarnos, para reconocernos. De la montaña trajimos una conífera que nos muestra la vida y la muerte. Dulces de miel y pinolillo para saborear otras historias de nuestros territorios.

En la mochila, ojos de tigre que nos cuidan de las malas vibras; paliacates que usamos para limpiarnos el sudor, las lágrimas; pequeños lugares seguros.

Un reloj que nos sitúa en tiempo y espacio para recuperar el aliento. Una esencia para encontrar el equilibrio, para encontrarnos en comunidad. Stickers que ocupan los espacios públicos para no olvidar a los nuestros. Bolsitas que nos acompañan en las luchas. Morrales y pulseras que apoyan las actividades de las familias. Velas hechas con nuestras manos, que nos aferran a la esperanza.

Queremos hacer una cobertura ética, respetuosa. Nos emociona compartir con nuestros maestros y maestras colombianas. Jalisco es un territorio disputado, donde el reclutamiento forzado se ha vuelto una constante; por eso queremos vernos aquí, aprovechar el encuentro, compartir saberes. Ser y hacer red. Que de este intercambio surja lo bueno. Celebramos este espacio para aprender, para pensar, para reencontrarnos con el periodismo y hacerlo más humano.

“La vida es muy corta para las armas largas”1, nos dicen los poetas. Sabemos que estamos aquí, juntas y juntos, para crear juntas narrativas dignas y estar bien con ello. Que no se nos vaya el alma, que no nos separemos del cuerpo por la tristeza que miramos, por las voces que dejamos de escuchar.

¡Auka! Y que nuestro camino esté iluminado por el abuelo fuego, y que esa luz irradie en nuestros trabajos y en nuestra forma de hacer periodismo.

Porque lo que hacemos es, también, profundamente esperanzador.

Guadalajara, Jalisco, 24 de octubre de 2025.

Notas al pie de página
  • 1

    Arminé Arjona, poeta juarense