En este libro la Heinrich Böll Stiftung recopila diversos testimonios y reflexiones de personas que a nivel local han abordado el problema de la violencia y de la inseguridad desde enfoques novedosos.
Con ello, no sólo se pretende demostrar que es posible superar la parálisis del miedo, sino también desatar procesos sociales donde sean compatibles la seguridad y el respeto a los derechos humanos.
2013
El año 2013 ha sido para México paradójico y extraño. Simultáneamente ha sido el del cambio y el del no cambio. Por una parte la alternancia política ha representado transformaciones profundas en la normatividad laboral, de la educación, de las telecomunicaciones, de las instituciones financieras, de la hacienda pública, de las de regulación electoral y política y ahora en la energía. Por otra parte, ha sido un periodo de no cambio en la evolución socioeconómica, de las políticas de coyuntura y de la situación de inseguridad y de violencia.
Los distintos instrumentos normativos de la agenda de igualdad entre mujeres y hombres han señalado de manera sistemática la necesidad de transversalizar el enfoque de género en los marcos programáticos de política pública. Ello porque esta vía garantiza que el actuar del estado se rija bajo los principios de igualdad, no discriminación, equidad y paridad, y por tanto se atienda de manera diferenciada a mujeres y hombres, eliminando así las desigualdades estructurales por motivos de género.
Por iniciativa de la Fundación Heinrich Böll, se llevó a cabo durante el mes de julio del 2013, un con- versatorio sobre la “Política de Género en el Gobierno de Enrique Peña Nieto”. En ese momento, la nueva administración pública federal llevaba poco más de diez meses en funciones, pero ya se habían publicitado con gran estruendo diversas iniciativas en materia de participación política y derechos de las mujeres así como sobre incorporación transversal de la perspectiva de género en las políticas públicas, que obligaban a discutir si éstas eran parte de un programa más integral o sólo parte del discurso.
El presidente Peña arrancó su administración empujando una serie de reformas a sectores estratégicos en la economía, las finanzas y la política nacional.Una apuesta política ambiciosa que –desde su perspectiva– califica como necesaria para garantizar condiciones adecuadas que le permitan alcanzar sus metas de gobierno en materia de crecimiento y competitividad.Algunas de estas reformas proponen cambios significativos en la estructura y operación de diversos sectores, entre ellos, el energético.
Desde que el Presidente Enrique Peña Nieto promovió el Pacto por México en los primeros días de su gobierno, fue evidente su intención de realizar una Reforma Constitucional en materia de hidrocarburos. Se buscaría transformar a Pemex en una “empresa pública de carácter productivo” (según el Compromiso 55 de dicho Pacto), otorgándole el status legal de una empresa y ya no de un organismo público descentralizado, brindándole flexibilidad financiera y operativa y permitiéndole asociarse con compañías privadas en proyectos intensivos en capital y nuevas tecnologías, como son los de aguas profundas y shale gas.
En su primer año de gobierno, Enrique Peña Nieto y su equipo han quedado a deber a la ciudadanía, pues la violencia en el país no ha parado y, en materia de seguridad, cada vez son más las “promesas” que las acciones. Esto a pesar de que durante los primeros meses de gestión se hizo creer que el crimen estaba disminuyendo y se estaba logrando un país en paz.