El Acuerdo de Copenhague hace un llamado a un compromiso colectivo para que los países desarrollados proporcionen recursos nuevos y adicionales. Desplegar rápidamente y con éxito este financiamiento es un primer paso crítico para que los países en desarrollo se adapten al cambio climático y persigan acciones que les permitan avanzar hacia un desarrollo bajo en emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, en la discusión internacional sigue sin estar claro ¿cómo definen adicionalidad las y los diferentes actores políticos?, ¿cuáles son las implicaciones técnicas y políticas de estas definiciones? y ¿qué requieren las diversas definiciones, en términos de seguimiento y medición, reporte y verificación (MRV por sus siglas en inglés) del financiamiento? Este documento profundiza en estas interrogantes, arrojando elementos para una mejor comprensión de uno de los temas centrales en la COP16 en Cancún.
Una vez asentada la polvadera que levantó las casi fracasadas negociaciones de la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague, se observa en el tema de financiamiento una de las pocas áreas en que -independientemente de las dudas políticas y de procedimiento en el proceso- se tuvo un avance real. El Acuerdo de Copenhague promete con claridad montos en el corto y largo plazo para el financiamiento para el cambio climático. Sin embargo, en la medida en que éste es solo un acuerdo político no vinculante, la pregunta sobre si los compromisos serán cumplidos (y cómo) necesita ser respondida. Este documento de Liane Schalatek (HBF), Neil Bird y Jessica Brown (ODI), analiza estos y otros cuestionamientos a mayor detalle. Sin duda una herramienta esencial para entender el actual estado que guarda el tema del financiamiento al cambio climático.Por Liane Schalatek, Fundación Heinrich Böll Noerteamérica y
Neil Bird y Jessica Brown, Overseas Development Institute
El cambio climático y sus impactos no son neutros en relación con el género, afectan de manera diferente a hombres y mujeres, especialmente a los grupos más vulnerables y pobres. Por lo tanto, se requiere de desarrollar políticas que consideren esta premisa, tanto en las negociaciones internacionales como en las políticas nacionales de cambio climático. Actualmente, la mayor parte de los mecanismos, políticas y fondos existentes o en debate para la adaptación y mitigación al cambio climático no contienen la perspectiva de género y éste es el momento correcto para la intervención de una política de género en los diferentes niveles políticos y de decisión en materia climática. Éste artículo nos da herramientas para ir sobre esta línea de debate y propuesta de prinicipios de equidad en políticas, un insumo de gran utilidad en esta coyuntura.
“Mucho ruido, pocas nueces” describe perfectamente los resultados de la COP15 celebrada recientemente en Copenhague, Dinamarca. El artículo analiza los resultados de la conferencia climática mundial, revisa la posición mexicana y presenta algunos de los retos que el país enfrentara como presidente y anfitrión de la COP16 en Cancún.