Prólogo: la influencia de China en América Latina

Editorial

El crecimiento económico y político en China también se ha reflejado en América Latina desde el cambio de milenio. El volumen de intercambios comerciales bilaterales entre Beijing y los países de la región ha crecido continuamente. Pero el acercamiento de China con América Latina también tiene un componente político.

El rápido crecimiento económico y la creciente apertura al resto del mundo desde la década de los años 1980 han convertido a China en un jugador clave en la economía global del siglo XXI. Su participación en el producto interno bruto mundial (ajustado por el poder adquisitivo) aumentó del 2 por ciento en 1980 a alrededor el 19 por ciento en 2018. China ahora está por delante de los Estados Unidos.

Este desarrollo y el respectivo crecimiento económico y político de China también se han reflejado en América Latina desde el cambio de milenio. Desde entonces, la región se ha convertido en el segundo mayor receptor (después de Asia) de inversiones directas chinas, así como de inversiones en el sector de energía e infraestructura. Para algunos países latinoamericanos, especialmente Venezuela, China es ahora un prestamista generoso. A pesar de una disminución en los últimos años, la mayor parte del capital de China todavía fluye hacia el sector de productos básicos, lo que ayuda a mantener el modelo económico extractivo en América Latina en lugar de promover una mayor diversificación y sostenibilidad.

El volumen de intercambios comerciales bilaterales entre Beijing y los países de la región también ha crecido continuamente. Hoy China es el mercado más importante para las exportaciones de Brasil, Chile, Perú, Cuba, Uruguay, es el segundo más importante para Costa Rica y el tercero más importante para Argentina y Colombia. De esta manera, también, la dependencia existente de las cadenas de valor orientadas a la materia prima en América Latina se consolida, especialmente porque principalmente las materias primas y la producción agrícola se exportan a China. El saldo comercial crónicamente negativo de la mayoría de los países de la región con China también habla de un intercambio comercial que sea más rentable para China que para América Latina.

Competencia geopolítica entre las dos grandes potencias.

Además de lo económico, el acercamiento de China con América Latina también tiene un componente político. Se trata esencialmente del reconocimiento de la política de “una sola China”. En 2017, hubo un total de 18 países que reconocieron la soberanía de Taiwán, que Beijing considera una provincia separatista. De estos, 12 estaban en América Latina y el Caribe. Tres de ellos, El Salvador, Panamá y la República Dominicana, luego han roto sus lazos diplomáticos con Taipei y, en cambio, se han acercado a la Iniciativa de la Franja y la Carretera (BRI) de Beijing. La estrategia geopolítica, también conocida como el proyecto "Nueva Ruta de la Seda", que el presidente Xi Jinping anunció en Kazajstán en 2013, tiene como objetivo consolidar la supremacía global de China. Hasta la fecha, varios países de la región, incluidos Chile, Ecuador y Bolivia, han firmado cartas de intención para participar en el proyecto.

En vista de esto, los Estados Unidos bajo Donald Trump han anunciado su reclamo de recuperar parte de su fuerte influencia en los países de la región. Una vez más, se evoca la doctrina Monroe y conla actual Estrategia de Seguridad Nacional de EE. UU. se advierte sobre la creciente presencia de China (y Rusia) en el hemisferio occidental, ya sea a través de políticas de inversión o el apoyo político del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. El aumento del poder de las fuerzas políticas conservadoras de derecha en muchos países latinoamericanos favorece las intenciones de Washington. Por lo tanto, América Latina se ve cada vez más afectada por la competencia geopolítica mundial entre las dos principales potencias.

La presencia china se está volviendo aún más clara en la actual crisis del COVID-19. Beijing también respondió en América Latina con la llamada "diplomacia de máscara". Como parte de la campaña de ayuda global, el sector de la salud de América Latina ha recibido numerosas máscaras faciales, respiradores y pruebas de China. Por otro lado, una recesión posterior a la pandemia del coronavirus podría afectar particularmente a América Latina, cuyos países se habían beneficiado de la demanda china de materias primas, y afectar las relaciones económicas establecidas.

Los intereses geopolíticos y estratégicos de China se hacen más evidentes en la fase actual de la globalización, también con respecto a América Latina.

Desde diversas perspectivas, nuestros autores y autoras de América Latina destacan cuestiones clave en las relaciones sino-americanas, todo esto teniendo en cuenta los cambios económicos asociados con la pandemia de COVID-19. Más artículos aparecerán en este dossier en las próximas semanas.