México –la segunda potencia regional en América Latina y portadora de grandes expectativas en su crecimiento económico– demuestra enormes déficits en los procesos sociopolíticos, lo cual a final de cuentas repercute en el bienestar de sus habitantes. La discusión acerca de los gritos mexicanos en el mundial de fútbol de este año, nos hacen notar que dentro de los grupos más vulnerables de la sociedad mexicana están las personas LGBT. Es justamente este grupo de población el que nos muestra con claridad la debilidad del Estado mexicano y la constante lucha entre las distintas fuerzas de la sociedad.
Las personas LGBT han logrado abrir varios espacios sobre todo en la última década, pero estos son frágiles y en su mayoría locales. Las fuerzas conservadores no se cansan de intentar frenar e invertir este movimiento hacia una sociedad igualitaria. La Fundación Heinrich Böll en México toma este momento de pugna entre las distintas fuerzas sociales como pretexto para revisar la situación de las personas LGBT en México: ¿Es la capital mexicana realmente una “isla de derechos” donde se junta la vanguardia del activismo LGBT ante una falta de propuestas legales y políticas en el resto del país o es más bien una trampa en la cual bajo la fachada de los derechos formales siguen las discriminaciones reales de las personas LGBT?
Lean aquí un análisis de Rabea Weis de la historia y la situación actual del movimiento LGBT en México.