Nueva economía de la naturaleza

PREFACIO
La “economía verde” es la nueva esperanza, supuestamente ofrece una respuesta a la mayor crisis ecológica.
Al mismo tiempo, comienza a ganar terreno una nueva escuela de pensamiento económico que aborda la naturaleza y sus “servicios”. La naturaleza y los servicios de sus ecosistemas no sólo deben tener más visibilidad como elementos de la economía, sino que se les debe dar un valor monetario. La hipótesis de trabajo de los promotores de la nueva economía de la naturaleza es esta: el hecho de que
todo lo que la naturaleza ofrece a los seres humanos es gratuito, es la razón por la que se sobreexplota y destruye. Debemos dar un valor a la naturaleza para protegerla -ese es el nuevo mantra.
La nueva economía de la naturaleza coloca su fe más profunda en la racionalidad económica. Amplía la noción del homo oeconomicus a la nueva esfera de la natura oeconomica. Aún si creemos en el potencial económico, esta es una apuesta extremadamente riesgosa. La experiencia con los emblemáticos instrumentos económicos de mercado, esto es, el comercio de emisiones, muestra que se requiere de una cantidad colosal de regulaciones para que un instrumento como ese resulte operativo.
No obstante, muchas de las organizaciones ambientalistas grandes comienzan a suscribir esta línea de argumentación y cantan las alabanzas de los nuevos instrumentos para la valorización de los servicios que prestan los ecosistemas. Una razón que explica lo anterior, es que no obstante la gran necesidad de fondos, las arcas públicas para la conservación de la naturaleza y la biodiversidad están vacías en todo el mundo. Incluso en un país como Alemania, las autoridades responsables de la conservación de la naturaleza se han visto afectadas por una “esclerosis” de recursos humanos y económicos que las paralizan. La falta de personal y la falta de fondos afectan cada nivel del oficialismo de la conservación. Por lo tanto, los nuevos instrumentos basados en el mercado son vistos y recibidos como fuentes de financiamiento innovadoras, que harán atractivas la conservación de la naturaleza y la biodiversidad para el sector privado.
Hay otras corrientes políticas detrás de esta nueva ola de valorización de la naturaleza. Las principales convenciones ambientales a partir de la Cumbre de la Tierra de 1992 llegaron a un callejón sin salida. Lo mismo sucede con el Convenio sobre la Diversidad Biológica que sigue sin encontrar tierra firme y sus resoluciones se aplican con pasmosa lentitud. El nuevo paradigma que gira en torno al “capital natural” da la impresión de mostrar una salida a este dilema. Pero: ¿de verdad tiene sentido “asignarle valor a la naturaleza”?¿Es posible que los nuevos enfoques puedan estar avanzando por una vía equivocada? Como fundación política verde, una preocupación nuestra es analizar y debatir estos asuntos en las líneas de intersección entre democracia, ecología y justicia.

Nuestra intención con esta publicación es aventurar una introducción al tema, la cual describe cómo ha ido evolucionando la idea de la nueva economía de la naturaleza, y explica y pone en duda de manera crítica las hipótesis centrales del nuevo paradigma. Arroja luz sobre las motivaciones de los actores importantes y los nuevos instrumentos, y recurre a casos concretos como ejemplos de los conflictos entre
los objetivos sociales y ecológicos y la influencia que la nueva economía de la naturaleza va ganando en la práctica. Como fundación alemana, centramos nuestra atención en el contexto alemán. Alemania en un actor clave en la nueva economía de la naturaleza y esperamos que a partir de nuestra experiencia y perspectiva podamos hacer una aportación útil al debate mundial.

Dejar la naturaleza en manos de las fuerzas del mercado es una decisión de alto riesgo, pues si el mercado falla perdemos la naturaleza de manera irremediable. Los incentivos económicos y lo instrumentos de mercado no confieren una protección automática de la biodiversidad ni de los ecosistemas.
Con esta publicación esperamos contribuir a un debate basado en evidencia y matizado sobre el sentido, el sin sentido y los riesgos que lleva seguir valorizando y monetarizando la naturaleza. Todas sus retroalimentaciones, críticas y comentarios son muy bienvenidos.

Berlín, abril de 2014
Barbara Unmüßig

 

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