Investigadores y especialistas de la sociedad civil presentaron el Atlas de los Océanos: Hechos y cifras de las amenazas a nuestros ecosistemas marinos. La publicación es el resultado de una investigación realizada por la Fundación Heinrich Böll con la participación de más de veinte expertos.
A lo largo de 18 capítulos el Atlas de los Océanos explora los diferentes aspectos relacionados con el aprovechamiento que las sociedades realizan de los recursos marinos y cómo el acceso ilimitado a ellos está amenazando la sustentabildad de los océanos. Para el lanzamiento en México de la edición en español, se desarrolló un adéndum a la publicación con datos acerca de las condiciones de los recursos marinos en el país.
México es el país de América Latina con la mayor extensión de litorales o costas (alrededor de 11,122 km2). El Atlas destaca como principales amenazas para el equilibrio de los ecosistemas marinos a la contaminación – mayormente generada por fuentes situadas en tierra – y a la sobreexplotación pesquera. Sin embargo, existen muchas otras amenazas que incluyen a la producción y transporte de hidrocarburos, la piratería, el turismo, los encallamientos y el cambio climático.
“El propósito del Atlas de los Océanos es ilustrar la importancia del papel que desempeñan los océanos y sus ecosistemas, no solo para las personas que residen en las costas, sino para toda la población. Nuestros océanos y costas representan bienes comunes que debemos proteger y gestionar entendiendo que mucho de nuestro bienestar depende de los recursos marinos”, señaló Dawid Bartelt, Director de la Fundación Heinrich Böll México y El Caribe.
“Al igual que en muchas partes del planeta, los mares mexicanos sufren de un severo estrés debido a la contaminación, sobrepesca, falta de gobernanza, pesca ilegal, entre otros problemas. Las políticas pesqueras asistencialistas implementadas por Conapesca generan incentivos perversos que incitan la sobreexplotación, la falta de planes de manejo pesquero, opacidad en la información, falta de vigilancia, estadísticas obsoletas, y el bloqueo de políticas de conservación han sido una constante que ha llevado al sector y a los recursos marinos al deterioro. Es urgente que el gobierno realice una transformación de esta importante actividad”, dijo Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.
“Los plásticos son materiales que todos usamos en nuestra vida diaria, sin embargo, se han convertido en uno de los más persistentes contaminantes en todo el planeta, no solo por su permanencia, sino también por su resistencia a la degradación. En los océanos, ríos y lagos, no sólo se están acumulando estos desechos plásticos, sino que están concentrando y transportando compuestos tóxicos, que provocan cáncer, formación de tumores y afectaciones a los procesos hormonales. También pueden acarrear bacterias y virus, convirtiéndose en una nueva fuente potencial de estos tóxicos hacia los organismos que viven en los océanos y en aguas dulces”, indicó Lorena Ríos Mendoza, investigadora de la Universidad de Wisconsin – Superior.
“Los océanos y mares representan el inicio de los procesos bioquímicos que dieron paso a la vida hace poco más de 3,500 millones de años. La estabilidad climática depende de la integridad ecológica de los océanos, pues en este ambiente se llevan a cabo flujos de reciclaje de materia y energía a nivel planetario. Los límites planetarios ya nos indican la importancia de actuar ahora para frenar la degradación de zonas en donde se está comprometiendo la vida marina. En este sentido, las costas y deltas de los ríos son las más vulnerables por su cercanía a la zonas industrializadas y urbanas”, apuntó Omar Arellano Aguilar, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM.