Transnacionales hechas en México

GRUMA es una corporación mexicana que inició produciendo harina de maíz, después incorporó tortillas de maíz y trigo, y actualmente es una trasnacional que anuncia su presencia mundial en cuatro continentes (América, Europa, Asia y Oceanía), con 75 plantas procesadoras, y afirma dar empleo a 20,500 personas. Su operación se concentra en América del Norte, con 25 plantas en México y 28 en Estados Unidos.

Tiempo de lectura: 7 minutos

El grupo opera con dos compañías, GRUMA y Grupo Industrial Maseca (GIMSA), esta última maneja su principal producto, las diversas versiones de harina de maíz marca Maseca. La empresa, que nació en 1949, vio favorecido su crecimiento al comprar, por muchos años, el maíz subsidiado comercializado por CONASUPO. A partir de 1990, la desregulación y liberación paulatina del mercado de la masa y la tortilla ayudó a GIMSA a incrementar sus ventas de Maseca; otros subsidios para apoyar la adquisición de tortilla nixtamalizada y harina de maíz, contribuyeron a mantener la demanda de harina. Además, los principales socios de GRUMA son también accionistas del Grupo Financiero Banorte, lo que también ha favorecido el crecimiento de la empresa.

GIMSA realiza acopio del maíz, lo transforma en harina, fabrica maquinaria para la industria de la tortilla, hace producción de tortillas y crea sistemas de amplia distribución hasta el comercio detallista o minorista.

Su proceso de transnacionalización inició en 1973, cuando por primera vez produjo tortilla de maíz para venderse envasada en Costa Rica. Para ello diseñó la maquinaria a través de Tecnomaíz, su compañía para desarrollo, fabricación y comercialización de líneas de producción de tortillas de maíz. En la década de 1980 entró al mercado de alimentos en EEUU. Después adquirió empresas locales, como molinos de maíz, de trigo o productoras de tortilla y frituras en países como Venezuela, Holanda, Italia, Ucrania y Rusia.

GIMSA participa en el mercado accionario en la Bolsa Mexicana de Valores desde 1990 y posteriormente lo hizo en el ámbito internacional. También compra acciones de otras corporaciones, como de Archer-Daniels-Midland (ADM) Company, comercializadora de granos, competidora de Cargill.

Recientemente GIMSA creó una comunidad con produtores de maíz: el “Club del maíz”, para asegurar su abasto en México a precios estables, debido a un alza de precios internacionales de este grano, donde la empresa escoge a campesinos beneficiados por el subsidio público de Procampo, y toma como aporte ese dinero para adquirir sus cosechas en una asociación estratégica que establece con ellos.

Un aspecto a destacar es que, en su Informe Anual 2014, GRUMA considera de riesgo a los maíces “genéticamente modificados” o transgénicos por la polémica sobre su consumo, y expresan que su presencia inadvertida, podría tener un impacto negativo en sus resultados de operación, debido a que no cosechan su propio maíz; pues importan de Estados Unidos a México una parte para complementar sus insumos y saben que esa carga puede contener granos trangénicos.

En ese sentido, también le preocupan sus ventas en Estados Unidos, la Unión Europea, Australia y en Asia, en donde se han definido regulaciones para identificar transgénicos en los embarques para su monitoreo (trazabilidad y rastreo) o etiquetado en productos para el consumidor, que contengan materia prima derivada de cultivos trangénicos.

En México las siembras con semillas comerciales certificadas, representan un 13.9% de la superficie agrícola y la venta de esas semillas “mejoradas”, la realizan en un 90% las corporaciones trasnacionales, en un 7% pequeñas compañías, y solo un 3% son variedades del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), de libre acceso.

Investigadores mexicanos señalan que solo el 25% de la superficie de maíz sembrada utiliza las semillas comerciales (1,885,000 hectáreas); el restante 75% se hace con semillas de maíces nativos que poseen las comunidades campesinas e indígenas (5,655,675 hectáreas, aprox.).

Las variedades transgénicas fueron desarrolladas a partir de semillas de libre acceso, e incluso de comun dades agrícolas y de investigación pública de diversas partes del mundo. Otra corporación mexicana favorecida por el TLCAN es el Grupo Industrial Bimbo. Surgió en 1943 para producir y vender productos de trigo endulzados y empaquetados con plástico, ha integrado varias actividades relacionadas con su producción de trigo, como la producción de fresa para sus pastelillos, mermelada y molinos.

Esta compañía, al igual que GRUMA, se benefició de la CONASUPO, que compraba el trigo a los productores y lo vendía a precios controlados con subsidios públicos, con lo que la compañía compró por muchos años trigo subsidiado.

Además, ha desarrollado infraestructura de servicios para su propia operación: es propietaria de la flotilla de vehículos para la distribución de sus productos y la maquinaria y el equipo para sus plantas. También cuenta con una división de operaciones internacionales desarrollada en 1993, cuando inició su proceso de internacionalización y transnacionalización con convenios para comercialización en México de productos procedentes de Estados Unidos y para la venta de los suyos en ese país, además de América Latina, India, y España. También ha adquirido empresas similares en todo el mundo, convirtiéndose en un oligopolio de panadería industrial.

Bimbo maneja 27 marcas de productos en México, que procesa en 14 plantas de producción. Sus filiales en el mundo comercializan además 40 marcas en Estados Unidos; 18 en Canadá, 29 en Centroamérica y 25 en Sudamérica. También ha penetrado el mercado chino; y en Europa-Asia-Africa vende sus productos a través de 22 marcas, la mayoría adquiridas en España.

Para asegurar el abastecimiento de maíz y trigo en México, Bimbo ha realizado alianzas para incrementar el volumen de producción y distribución. En noviembre del 2017, Bimbo firmó con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Cargill y Bunge dos programas piloto de abastecimiento. Del proyecto piloto firmado con Cargill y CIMMYT para la siembra de maíz en el Estado de México, Hidalgo y el Bajío durante un periodo de tres 3 años espera lograr un volumen de 25 mil toneladas anuales de dicho grano, en una superficie aproximada de 2,200 hectáreas.

Respecto del proyecto firmado con Bunge y CIMMYT para la siembra de trigo en los estados de Sinaloa y Sonora, se espera un alcance de la producción anual de 50 mil toneladas, en una superficie correspondiente a alrededor de 8 mil hectáreas.

Las variedades de semillas que hoy se comercializan como mejoradas, provienen de material vegetal de libre acceso; muchas provienen de comunidades agrícolas y algunas de investigación pública en universidades o institutos de investigación.

Como parte de su estrategia de negocio, hace varias décadas que la empresa decidió hacer socios accionarios a sus empleados en México, con cerca del 20% de las acciones, generando un sentido de pertenencia y comunidad entre dueños y empleados.

 

Fuentes:

Sagarpa. Datos reportados en el 6° informe de gobierno, Sección 4.10, septiembre 2018, https://bit.ly/2LNxtK5

Chauvet, M. y Gonzáles, R. 2001. "Globalización y estrategias de grupos empresariales agroalimentarios en México". Revista Comercio Exterior, vol 51, núm. 12, México, Bancomext, diciembre, pp. 1081-1088.

"Gruma", https://bit.ly/2GysRdq

"Grupo Bimbo", https://bit.ly/2AbklLC

"Encuentran glifosato y OGMs en muestras de harina de maíz de Maseca" Asociación de Consumidores Orgánicos. https://bit.ly/2UZpa3v

Espinosa, A., Turrent (et.al). 2016. "Abastecimiento de semilla de variedades mejoradas y nativas de maíz ante el marco jurídico, transgénicos y soberanía alimentaria de México. Una reflexipon crítica sobre las condiciones sociales de generaciónes del conocimineto científico en torno al maíz."