Este artículo examina las vulnerabilidades específicas que enfrentan las mujeres migrantes de América Latina y el Caribe en el contexto de la movilidad humana. Se analiza la intersección de género, migración y otros factores de riesgo, como la pobreza y discriminación, que contribuyen a una mayor precariedad. Se revisan las experiencias de violencia de género, explotación laboral, exclusión social y acceso limitado a servicios esenciales, tomando como punto de partida la experiencia personal de la autora, una mujer haitiana que busca educación en México.

La migración internacional es un fenómeno complejo que afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Si bien la migración puede ofrecer oportunidades de mejora económica y social, las mujeres migrantes a menudo enfrentan barreras y riesgos adicionales debido a su género.1 Esta situación se agrava por la intersección de factores como la clase social, la etnicidad, el estatus migratorio y las políticas migratorias restrictivas. Este artículo analiza las principales vulnerabilidades que experimentan las mujeres migrantes Latinoamérica y caribeñas, utilizando un marco analítico de género y movilidad humana para comprender las causas estructurales y proponer estrategias para su protección y empoderamiento.
Desafíos que se entrecruzan
Las vulnerabilidades de las mujeres migrantes en America Latina y el Caribe son el resultado de una compleja interacción de factores estructurales. La pobreza y la falta de oportunidades en sus países de origen, las políticas migratorias restrictivas, la discriminación de género y la falta de protección legal crean un entorno propicio para la explotación y la violencia. La intersección de género, clase social, etnicidad y estatus migratorio genera una multiplicidad de desigualdades que se refuerzan mutuamente, creando un círculo vicioso de vulnerabilidad. Un enfoque interseccional es crucial para comprender la complejidad de estas experiencias y desarrollar estrategias de intervención efectivas.2
En la región, las mujeres migrantes son particularmente vulnerables a la violencia de género en todas sus formas. La precariedad de su situación migratoria, la falta de acceso a recursos y la discriminación las hacen especialmente susceptibles a la explotación y el abuso. Durante el viaje migratorio, pueden ser víctimas de trata de personas, secuestro, violación y otros crímenes violentos, a menudo perpetrados con impunidad debido a la falta de protección legal y la dificultad para denunciar los hechos.3 La violencia no termina con la llegada a destino; muchas mujeres en América Latina y el Caribe enfrentan violencia doméstica, acoso sexual y otras formas de violencia de género en sus países de acogida, agravadas por la falta de redes de apoyo y el temor a la deportación o la discriminación. Esta situación se ve agravada por la falta de acceso a servicios de justicia adecuados y sensibles al género.4
Además de la violencia, las mujeres migrantes a menudo enfrentan explotación laboral. Su situación irregular, la falta de documentación, el desconocimiento de sus derechos laborales y la necesidad de obtener ingresos rápidamente las hacen vulnerables a la explotación por parte de empleadores sin escrúpulos. Suelen ser contratadas para trabajos mal remunerados, en condiciones inseguras y sin acceso a beneficios sociales, con frecuencia en sectores informales y de difícil regulación.5 Esta explotación se ve exacerbada por la discriminación basada en el género y el origen nacional, limitando sus oportunidades de acceso a empleos dignos y seguros.
La exclusión social es otra dimensión crucial de la vulnerabilidad. Las mujeres migrantes latinoamericanas y caribeñas pueden enfrentar dificultades para acceder a servicios esenciales como la atención médica, la educación y la vivienda. La discriminación, el racismo y la xenofobia, junto con las barreras lingüísticas y culturales, pueden dificultar su integración en la sociedad de acogida y limitar sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.6 La falta de redes de apoyo y la incertidumbre legal contribuyen a su aislamiento y exclusión. El acceso limitado a servicios de salud reproductiva es una preocupación particular, ya que muchas mujeres migrantes carecen de acceso a atención prenatal, planificación familiar y atención postparto adecuada.
Una respuesta integral y multisectorial
La situación de vulnerabilidad extrema que enfrentan las mujeres migrantes en América Latina y el Caribe exige una respuesta integral y multisectorial. Es imperativo reconocer la complejidad de los factores que contribuyen a su situación de riesgo y desarrollar estrategias que aborden las causas estructurales de la vulnerabilidad, promoviendo la protección de sus derechos humanos y su empoderamiento.
Mi propia experiencia como mujer haitiana que llegó a México en busca de educación refleja esta realidad. A pesar de obtener una beca de CONACYT y de la Fundación Heinrich Boll, fue muy difícil encontrar un hogar debido a la discriminación por mi origen, a menudo me rechazaban por ser haitiana. Aunque no sufrí violencia física, la exclusión social y la constante sensación de miedo por mi origen me hicieron sentir vulnerable. A veces, la gente en la calle me trataba mal, me consideraban como si fuera una mendiga. En ocasiones, incluso me tiraban monedas cuando buscaba información. Esos momentos me hacían sentir humillada y vulnerable. Es una forma de violencia que se suma a las otras dificultades que enfrentamos las mujeres migrantes, la sensación de que no somos personas dignas de respeto. La discriminación también se manifiesta en el miedo que la gente me tiene. A veces siento que me miran con desconfianza, como si fuera una amenaza. Si camino rápido, la gente se aleja de mí, como si temieran que les vaya a robar. Es una sensación muy desagradable, me hace sentir invisible y como si no fuera digna de confianza. La gente juzga mi color de piel y mi origen, sin darme la oportunidad de demostrar quién soy realmente. Es terrible que la gente tenga miedo de ti sin razón, solo por tu origen y tu color de piel. Y, como si fuera poco, a veces la gente le pide a mi hijo que se calle cuando está jugando o hablando en la calle. Es como si me estuvieran atacando a mí también, porque la protección de mi hijo es algo sagrado. Siento que me están quitando mi alma cuando le dicen que se calle, como si mi hijo no tuviera derecho a ser niño.
Mi historia, como la de muchas mujeres migrantes, demuestra que la discriminación y la exclusión son obstáculos que dificultan la búsqueda de un futuro mejor. Debemos luchar contra la discriminación y la exclusión, creando un mundo donde todas las mujeres migrantes se sientan seguras, respetadas y dignas de un futuro mejor. Podemos empezar por educarnos sobre los desafíos que enfrentan, hablar sobre la discriminación cuando la veamos y apoyar a las organizaciones que trabajan para defender los derechos de las mujeres migrantes. Es importante que cada uno de nosotros sea consciente de cómo nuestros prejuicios pueden afectar a las personas que nos rodean y que tomemos acción para construir un mundo más justo e inclusivo.
Recomendaciones: Políticas de protección y empoderamiento
- Implementar políticas migratorias justas e inclusivas: Promover la regularización migratoria, el acceso a la documentación y la protección de los derechos humanos de las mujeres migrantes.
- Fortalecer los mecanismos de protección contra la violencia de género: Aumentar la capacidad de las instituciones para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra las mujeres migrantes, garantizando el acceso a la justicia y a servicios de apoyo especializados.
- Promover el acceso a la justicia y a servicios esenciales: Facilitar el acceso a la atención médica, la educación, la vivienda y otros servicios esenciales, eliminando las barreras lingüísticas y administrativas.
- Combatir la discriminación y la xenofobia: Promover la inclusión social y la integración de las mujeres migrantes, combatiendo los prejuicios y estereotipos a través de campañas de sensibilización y educación.
- Empoderar a las mujeres migrantes: Impulsar programas que promuevan la autonomía económica, el desarrollo de habilidades y la participación activa de las mujeres migrantes en la sociedad.
Referencias Bibliográficas
Castles, S., & Miller, M. J. 2013. The age of migration: International population movements in the modern world. Palgrave Macmillan.
Crenshaw, K. 1989. Demarginalizing the intersection of race and sex: A Black feminist critique of antidiscrimination doctrine, feminist theory and antiracist politics. University of Chicago Legal Forum, 1989(1), 139-167.
Eades, J. 2011. Gender and migration: A review of literature. International Migration Review, 45(1), 1-30.
Internacional Labour organization (ILO). 2023. World Employment and Social Outlook. https://www.ilo.org/publications/flagship-reports/world-employment-and-…
Portes, A., & Rumbaut, R. G. 2001. Legacies: The story of the immigrant second generation. University of California Press.
UNHCR. 2022. Global Trends: Forced Displacement in 2021. https://digitallibrary.un.org/record/3977817?ln=fr&v=pdf