¿Vivimos en “burbujas” digitales?*

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La mayoría de nosotr*s estamos en alguna red social —da igual si es Facebook, Twitter o Snapchat—, donde nos conectamos con gente que nos cae bien, nos parece interesante o con la que compartimos opiniones, además leemos noticias con cierta tendencia política, pero opiniones contrarias o contradictorias no aparecen casi nunca. Expert*s llaman a este fenómeno “Filterbubble” —burbuja o sala de eco.

¿Cómo funciona la “burbuja”?

La “burbuja” la creamos nosotros, l*s usuari*s. A través de los contenidos que elegimos y los contactos que hacemos reafirmamos nuestra percepción y nuestras opiniones. Markus Reuter, de Netzpolitik.org, lo explica: “Se crea una imagen parcial y sesgada del mundo que reafirma nuestra percepción y opinión y nos muestra que l*s demás piensan igual. Con algoritmos, Facebook influye todavía más porque nos manda noticias específicas que según esta red nos puede gustar. Así ya no me entero de otras perspectivas”.

Para el experto Martin Emmer, de la Universidad Libre de Berlín, la “burbuja” es un término diagnóstico: “Hay otra cosa detrás: es una tecnología que tiene otros objetivos; se quiere lograr que la gente se quede en la red social, que cubra las necesidades de los clientes, visto desde una perspectiva económica y de servicio. En términos políticos, la “burbuja” tiene consecuencias para los temas que nos confrontan, sobre lo que conversamos. Tenemos que lidiar con esto y las tecnologías también. En el caso de Facebook se nota que los colegas están rebasados”.

“Burbujas” y noticias falsas

Los efectos de las redes sociales han sido tema de discusiones políticas sobre regulaciones o prohibiciones: un ejemplo es el debate sobre las noticias falsas (fake news). Se trata de mensajes basados en rumores o directamente contenido falso que se publican en determinados círculos donde son tomadas y replicadas como información cierta, con la cual se alimentan las “burbujas”.

Karolin Schwartz, fundadora de Hoaxmap, un mapa interactivo que documenta mensajes falsos sobre refugiad*s, precisa: “En un caso extremo, uno puede crearse una realidad alternativa, consultando solo medios que refuerzan continuamente tu punto de vista (y que a veces reflejan una ideología radical), por lo que ya no es necesario recurrir a otros medios. Mensajes de acusaciones falsas sobre refugiados alimentan la fábrica de prejuicios”. Aunque, según expert*s, las prohibiciones no solucionan el problema.

“En mi caso —acota Markus Reuter, de Netzpolitik.org—, el hecho de que un algoritmo decida qué contenido me podría gustar no me apetece. Hay redes sociales como Twitter que funcionan distinto. Aquí el principio es que cuando tú sigues a una persona puedes ver todo lo que él o ella publica. Es mejor que cuando se da un filtro artificial”. En cualquier caso, abunda, “prohibir una ‘burbuja’ es imposible y no se debería hacer”.

A su vez, Tim O'Reilly, el líder visionario de la Web 2.0, advierte que más algoritmos podrían ser una solución. Él propone crear tecnologías que aprendan las características de noticias falsas y alerten sobre ellas:
“Son máquinas que revisan si el perfil se creó recientemente, si es de confianza, si ha mandado noticias falsas anteriormente. Tenemos que entender que el manejo de procesos de información funciona electrónicamente. Se necesitan más editores electrónicos, no solo humanos”.

Facebook ya hizo un primer paso en este sentido: para reducir noticias falsas anuncia la creación de un algoritmo que detecta noticias falsas que en caso de relevancia son revisadas por periodistas “fact-checkers” con base en los principios de la Red Internacional de Chequeo de Datos (IFCN, por sus siglas en inglés), del Instituto Poynter para Estudios de los Medios. Facebook intenta así crear transparencia.


 

Romper las burbujas

Todavía no existen muchos estudios sobre si hay una diferencia de opiniones entre personas cuya fuente son solamente las redes sociales u otros medios. Aunque seas una persona muy activa en Facebook, en el mejor de los casos no te informas únicamente a través de esta plataforma, sino también por periódicos, interacción con tus colegas, amigos, gente del mundo analógico. Así se crea un contrapeso muy relevante contra las “burbujas”.

¿Y cómo romperlas? El investigador y bloguero Martin Fuchs recomienda no borrar a personas de la lista de tus contactos solo por no tener la misma opinión que tú, sino aguantar lo que ell*s publican.

Para el discurso político en el mundo digital y analógico es vital. Así se puede evitar la creación una imagen distorsionada del mundo. “Hay que caminar más abiertamente por el mundo digital, contactar a gente que antes nunca has contactado”, dice Fuchs. ¿Y en el mundo analógico? “Yo, por ejemplo, cada viernes voy a otro bar en otro barrio de Hamburgo para conocer las historias y los problemas de la gente de esta localidad”.

Políticos deberían de hacer lo mismo, salirse de su oficina y hablar con la gente en diversos lugares para conocer los debates y problemas.

En conclusión, no dejemos que algoritmos o mensajes falsos tomen las riendas, aprovechemos la diversidad de la Red y también las conversaciones offline.

 

Traducción libre de Caroline Schroeder

Fuentes:

https://deutsch.rt.com/gesellschaft/44558-facebook-us-oligarchen-finanzieren-fakten/

http://www.poynter.org/about-the-international-fact-checking-network/

 

*Resumen y traducción libre del original “Filterbubble- Fake News- Echokammer”, publicado por la Fundación Heinrich Böll en Berlín