El espejismo de las algas
Ante la crisis climática, con cientos de millones de dólares en publicidad y gran entusiasmo comercial por las inversiones “verdes”, una nueva industria de “carbono azul” basada en la producción industrial de algas marinas está invadiendo costas y mares, con un discurso que busca cobijo en el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático establecido en 2015.
Casi ninguno de los argumentos que se usan para promover estos proyectos de “carbono azul” con algas marinas resultan coherentes. Por ejemplo, entre esos planes se incluye el cultivo y hundimiento de algas a escala industrial y proyectos de supuesta restauración y recuperación de “variedades silvestres”. En realidad se ha revelado que los ecosistemas de algas marinas pueden incluso ser fuentes de carbono en lugar de sumideros, y podrían emitir hasta 150 toneladas de CO2 por km² al año.
Pueblos indígenas, comunidades tradicionales y pesqueras que dependen de los ecosistemas costeros se verán gravemente afectados si se materializan los planes de expansión a escala industrial de monocultivos de algas marinas. Un estudio sugiere que para secuestrar sólo el 0.2% de las emisiones globales de CO2 se necesitaría un cultivo de algas en el océano equivalente a un cinturón de 100 metros de ancho alrededor del 63% de la costa mundial. Implicaría una apropiación sin precedentes de territorios costeros, que causaría desplazamientos y erosionaría sistemas vitales de alimentación y sustento.
Las opciones en aguas profundas no son mejores. Un grupo de científicos ha explicado que la carrera por hundir grandes volúmenes de algas en el océano supera la capacidad de la ciencia para evaluar sus riesgos, incluso para considerar superficialmente los impactos ambientales y los beneficios sociales.Son enormes las incertidumbres sobre los impactos en la vida en el fondo marino del hundimiento masivo de algas marinas.
Este informe del Grupo ETC ofrece un análisis necesario y urgente ante esta expansión industrial de monocultivos de algas en los océanos del mundo.