Que veinte años no es nada…

Texto leído el 13 de mayo en la Casa del Tiempo UAM como parte de la presentación del libro Ríos y montañas en riesgo. Una mirada crítica a la extracción de materiales pétreos en México de CartoCrítica y la Fundación Heinrich Böll y el cierre de la exposición Gráfica Íchjín ´tsen: archivo abierto.

Presentación del libro Ríos y montañas en riesgo

Hace 20 años supe por primera vez lo que era la desaparición forzada y el asesinato de una persona que denuncia la injusticia. El papá de mi amiga Adriana, con la que compartía el taller literario “Tablero” en una biblioteca pública en Colima, fue desaparecido tras salir de la casa de mi padre en donde presentó, frente a colegas y amigos, un libro que denunciaba la extracción minera ilegal en Colima. Poco tiempo después se confirmó el hallazgo de su cuerpo. Quiero dar fe de que a mis casi veinte años de edad me enteré de que a un hombre que tuvo la valentía de denunciar una empresa de muerte se le arrancó la vida en total impunidad, me enteré de que eso era posible en el mundo que me rodeaba.

Veinte años después miro anonadada en un mapa que mi terruño es un demonial de bancos de material pétreo extraídos de forma ilegal, no reportados en los registros oficiales. Miro anonadada cómo un grupo de personas geógrafas desarrolló una metodología para mapear los proyectos de muerte en el territorio mexicano. Proyectos de muerte, no podemos llamarles de otra manera. Como se manifiesta en este libro, la dinámica actual de la extracción minera en México provoca daños severos en la superficie terrestre que terminan aniquilando la vegetación natural y los cultivos, convirtiéndolos en depósitos de desperdicio o en espacios para actividades ilegales. Como se pone de manifiesto en sus páginas, tiene impactos dañinos a largo plazo o de manera irreversible en el ecosistema fluvial. En otras palabras, junto con la Coca y la Nestlé, las empresas que extraen materiales pétreos se están chingando el agua de todxs, los cuerpos de agua con los que habitamos este planeta y que posibilitan nuestra vida.

Algo más, también, de manera directa y contundente, el extractivismo pétreo nos está matando. A las personas, a las comunidades que defienden la vida, que defienden la tierra. Mataron al padre de mi amiga Adriana hace 20 años. Están matando a los compañeros de Eloxochitlán de Flores Magón debilitándoles en un proceso de terror persecutorio. Genaro Vargas Terán, Angelita Velasco y Luis Betanzos Reynosa murieron en medio del terror persecutorio a la comunidad mazateca de Eloxochitlán. De acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, CEMDA, en su informe más reciente, entre enero y diciembre de 2024 se documentaron 94 eventos de agresión, incluyendo 25 personas defensoras asesinadas por proteger el medio ambiente. En este país se aniquila la vida de distintas maneras. En este país se agrede, se desaparece o se mata a quienes osan defender el territorio y el medio ambiente.

Y en este país seguirán matando a defensores y defensoras del territorio, porque como nos cuentan en estas páginas, el estudio ha revelado un crecimiento exponencial de la actividad extractiva. De seguir así, los informes del CEMDA reportarán más muertes. De seguir así, cada vez más de nosotras, tendremos cerca a una persona conocida que fue agredida, desaparecida de manera forzada o asesinada por defender el territorio.

Aquí nadie se salva compañeres. Los efectos son comunes. Pero también nadie se salva de la responsabilidad, porque esta investigación nos pone frente al espejo: la extracción pétrea existe porque la demanda es alta, porque la vida urbana la demanda, porque necesitamos cada vez más construcciones, más cosas, más mercancías. Lefebvre en 1968 hipotetizaba “la urbanización completa de la sociedad” que implica la globalización de la forma de producir ciudad o transformar el territorio desde lógicas del mercado y del Estado, lógicas de destrucción de la vida y de creación de necesidades de consumo y valores culturales que sostengan un consumo brutal. Parece que ya lo vivimos y estamos atrapadxs en una ficción de vida dentro de un sistema de muerte. Pero no todxs tenemos el mismo grado de responsabilidad en ese sistema de muerte. Como dicen por ahí: “hay niveles”.

La Rita Segato en su “Manifiesto en cuatro temas” de 2016 nos dijo que vivimos los tiempos de la “dueñidad”, que la noción de desigualdad ya no nos alcanza para entendernos. Nos dice que la dueñidad (lordship, de los lords o dueños de los territorios en las conquistas y las colonias, que no son tema pasado sino parte de la colonialidad contemporánea) es “una nueva forma de señorío resultante de la aceleración de la concentración y de la expansión de una esfera paraestatal de control de la vida. Es en esos crímenes que el capital, en su forma contemporánea, expresa la existencia de un orden regido por el arbitrio (o ejercicio del poder), exhibiendo el espectáculo de falencia institucional inevitable ante niveles de concentración de riqueza y capacidad de compra sin precedentes” (Segato 2016 en Bidaseca, 2022, p.53). Los dueños del mundo nos están chingando compañerxs, y nosotrxs no hacemos nada, o no lo suficiente.

Entonces, tenemos en este tablero de Monopoly o en esta interfaz de Age of empires, al menos a: 1) los dueños o lords empresarios del territorio, de los comunes; 2) los servidores públicos falentes representantes de un Estado falente (también en el libro se habla de eso, en el capítulo 4 -y no es espóiler, es llamado urgente a la acción-); 3) las y los cómplices silentes que aunque lo sepan o no están cooperando, -estamos cooperando-; y 4) las personas defensoras de la vida y el territorio.

Las mujeres mazatecas son parte de estas últimas. Los compañeros y compañeras mazatecas han sido perseguidos y encarcelados por defender el territorio en Elox desde hace más de diez años. Frente a ello, las compas mazatecas han empleado todo tipo de recursos, incluido el arte, para denunciar y posicionarse frente a las violencias ejercidas hacia su comunidad, hacia los cuerpos de agua, de tierra y hacia los cuerpos humanos. Se movieron como agua de río y nos conectaron a otras para ser aliadas en la lucha. Porque esta lucha es por la vida y la vida es común.

En este punto quisiera que sonara de fondo, no la canción de Gardel sino el álbum de la Jesusa Rodriguez y la Liliana Felipe, porque ante las desgracias socioambientales tenemos la lucha y la creatividad, y cuando estas se juntan como voluntad férrea, como arma potente de vida, compañeras, compañeros y compañeres, logran contagiarnos de esperanza, logran liberar nuestra voz como una perra rabiosa y sin correa frente a la injusticia, como jauría de perras rabiosas sin correa frente a la injusticia. Gráfica Íchjín ´Tsen se volvió un espacio de encuentro, de denuncia, aterrizó aquí en la Casa del tiempo, una casa refugio con gente realmente maravillosa y se volvió además un archivo. Deseo de todo corazón que estos encuentros nos sigan fortaleciendo y de aquí surja el mapa de futuro, de estrategias, de colaboración para la acción.

Necesitamos más jaurías compañeres, necesitamos más alianzas, más espacios para apelar a la sensibilidad, al análisis, a la creatividad como arma de lucha por la vida, necesitamos más espacios puente como este que hoy nos tiene aquí pensando: ¿Cómo le hacemos para construir un futuro de vida? ¿Cómo le hacemos para dinamitar la dueñidad? ¿Cómo le hacemos para parar la erosión del territorio y de las comunidades? ¿Cómo le hacemos para afectarnos todavía más y afectar a otros, otras, otres? ¿Cómo le hacemos para cuidar a quienes nos cuidan, a quienes cuidan el territorio? Ni una persona defensora del territorio más agredida, desaparecida o asesinada. ¿Cómo le haces tú y cómo le hacemos todes juntes para defender la vida, para defendernos vida y que esto se vuelva acción colectiva?


Referencias

CEMDA (2025). Informe sobre la situación de las personas y comunidades defensoras de los derechos humanos ambientales en México 2024. https://cemda.org.mx/informedefensores2024/ 

Lefebvre, H. (2017). El derecho a la ciudad. Capitan Swing. 

Segato R. (2016). Manifiesto en cuatro temas. En Bidaseca, K. (2022) Antología feminista descolonial. Elmismomar.