Las Wamishas se convirtieron en empresarias aprovechando sustentablemente de los bosques. Su tienda recibe al visitante con una mezcla de aromas y sabores que despiertan los sentidos.
México es uno de los 10 países con mayor superficie de bosques primarios y su conservación se debe, en gran medida, a las personas que diariamente hacen un aprovechamiento sustentable de los ecosistemas forestales. Aunque esta tarea está tradicionalmente ligada a los hombres, cada día son más las mujeres que derriban obstáculos y se involucran en el sector forestal. En esta serie de Evlyn.Online te contamos sus historias que pudieron documentarse con datos gracias al trabajo de las autoridades y organizaciones de la sociedad civil que están trabajando por mejorar la transparencia de la información pública. A partir de los compromisos que se han generado del Índice de Transparencia de los Recursos Naturales las páginas oficiales incluyen bases de datos que permiten cotejar información recolectada en campo.
Parte III de la serie “Las manos que cuidan los bosques”
San Diego de la Unión, Guanajuato. La tienda de las Wamishas recibe al visitante con una mezcla de aromas y sabores que despiertan los sentidos. De fondo, el aroma a café hace cálido el ambiente de una mañana fresca; ya frente al mostrador, una mermelada de borrachita invita a querer saber más de este fruto que recolectan de los cactus que forman parte de la diversidad biológica del Área Natural Protegida Peña Alta, ubicada en esta región.
Este negocio, que es atendido por seis mujeres de la comunidad Presa de San Franco, se encuentra enclavado en los bosques de encino y matorral espinoso que son aprovechados de manera sustentable para producir conservas, extractos, pomadas, salsas y fermentados.
Ma. Yolanda Hernández Guerrero, de 51 años, cuenta que en los meses de julio, agosto y septiembre, todos los días hay que salir muy temprano al bosque que rodea a su comunidad para recolectar los frutos y plantas de temporada, siempre pidiéndole permiso a la naturaleza, para luego procesarlos en la tienda donde las seis mujeres se reúnen desde 2015 para trabajar en equipo y hacer su sueño realidad: ser empresarias con sus productos naturales.
Pero en una comunidad donde tradicionalmente las mujeres son amas de casa, este anhelo ha sido un reto y, tras siete años de emprender su proyecto, ellas no han podido obtener un apoyo económico o de capacitación de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), pero actualmente ya están en pláticas con la promotoría en Guanajuato de esta Dependencia, para aprender a postularse para acceder a recursos gubernamentales que les permitan expandir su marca.
“La parte más difícil son las salidas, porque hay que dejar a la familia una semana, tres días o lo que sea necesario, porque necesitamos capacitarnos para dar un mejor servicio, que nos conozcan más personas, que sepan que sí hay estos productos y que los tenemos acá, pero necesitamos más promoción para que los conozca todo México y yendo de la mano con Conafor, creo que podemos también lograr mayor reconocimiento”, afirma Ma. Yolanda en la entrevista.
María Silvia Martínez Muñoz tiene 55 años y dice que se unió al grupo de las Wamishas porque quería conocer las plantas de la región donde vive, pero a medida que el proyecto creció, se fue involucrando más y más en las capacitaciones, pese a que en un principio le costó trabajo conseguir el apoyo de su esposo.
“Lo más difícil es conseguir el apoyo del esposo, ¿verdad?, porque ellos quieren que uno esté en la casa y uno de mujer siente la necesidad de apoyar al esposo en la economía, porque también tenemos que estar con los hijos. Y entrar al grupo de las Wamishas sí me resultó un poco difícil, porque en nuestro grupo no tenemos mucho estudio y esto nos ha implicado tener que ir a capacitaciones, implica salidas, ahorita ya nada más le aviso a mi esposo que ya me voy”, explica.
En la tienda de las Wamishas se venden conservas de xoconostle, que es un fruto de las variedades de nopal que recolectan en las laderas de la sierra. También se ofrecen mermeladas de garambullo, un frutillo que extraen de las cactáceas, y se elaboran de manera artesanal las cápsulas de yucutuchi, una planta que es altamente valorada en la medicina tradicional por sus cualidades de regeneración celular.
María Ana Ramírez Ramírez, de 41 años, se unió al grupo de las Wamishas cuando sus hijos eran muy pequeños y a medida que transcurrieron los años y más se involucraba en el proceso de transformación de los frutos y plantas, más se aferró a la idea de ser empresaria.
“La mujer tiene más actividades en el hogar y realmente desde que arrancó el proyecto han sido muchas barreras por las que he pasado, pero al final de cuenta; me lo tomé muy a pecho el hacer y el crecer como mujer emprendedora. Yo quiero que esto crezca más con mis compañeras, ir realizando cada producto y que se vendan hasta internacionalmente, porque aquí mismo en la comunidad tuvimos una venta muy buena con un habitante del municipio que radica en Tijuana. Él vino y nos dijo: ¡mujeres, felicidades han logrado mucho, así que pónganse al cien porque yo voy a promocionar sus productos!, esa fue una venta muy buena”, comparte.
Es ya casi medio día y, en la tienda de las Wamishas, Claudia Torres López, de 53 años, se da tiempo para acomodar las pomadas que elaboran aquí con plantas medicinales que favorecen una mejor circulación de la sangre y ayudan a aliviar dolores musculares. Para la elaboración de las pomadas, explica, es necesario que la recolección de las plantas sea cuidadosa, para asegurarse de que son de buena calidad, que están frescas y que no tienen plagas forestales.
“Algunas plantas están más cerquita y hay otras a las que les dedicamos más tiempo para ir a recolectarlas. A mí, cuando me invitaron a conocer este proyecto, se me hizo algo muy bonito, porque yo no tenía ni idea de cómo se hacía una pomada o un extracto. La verdad, el bosque es algo bien bonito porque, así como traemos los productos, también vamos a reforestar, aunque también es difícil porque hay que atender a la familia, al esposo, pero hay veces que uno tiene que decir: ¡Ahí que se quede todo porque acá también hay trabajo!, y también es difícil porque uno no conoce de tecnología y a veces, en las capacitaciones, a mí en lo personal se me dificulta un poco entender pero cuando tenemos una buena venta, ¡ay, es algo de lo que uno se siente muy orgullosa!”, comenta Claudia.
A María Guadalupe Camarillo Piñón, de 42 años, también le entusiasman los días de venta porque es una forma de garantizar recursos para seguir elaborando sus productos a partir de materias primas del bosque.
“El bosque para mí es algo muy bonito que tenemos aquí en nuestra comunidad, porque no todas las comunidades tienen un bosque, y ojalá que se den la oportunidad de conocer nuestros productos para que los consuman y nosotras podamos seguir creciendo”, añade María Guadalupe, mientras acomoda las salsas y los fermentados en el mostrador de exhibición.
La promotoría en Guanajuato de la Conafor tiene identificadas a las Wamishas como un grupo de mujeres cuyos productos tienen potencial para crecer en el mercado y, por ello, ya trabajan en una primera etapa de acompañamiento, para guiarlas en el proceso de acceder a un apoyo financiero que les permita continuar expandiendo su perfil de empresarias.
Por lo pronto, estas seis mujeres siguen concentradas en la elaboración de sus productos y ahora mismo, la tienda de las Wamishas se transforma en un área de producción de las cápsulas de yucutuchi.
Barreras que limitan a las mujeres del sector forestal
Gloria Bárbara Baltazar Mendoza, abogada que desde hace 20 años trabaja en el sector forestal y conoce de cerca la operación de los Centros de Educación y Capacitación Forestal (CECFOR) de la Conafor, asegura que, aunque las mujeres están ganando terreno en los espacios educativos, todavía persisten barreras como la posesión de la tierra, que limitan su participación.
“Yo sí creo que el tema de acceso a la tierra es un punto que sí les limita su participación en algunas actividades. El poder demostrar que tienen esa posesión de la tierra. No se tiene el mismo acceso a la tierra en términos de propiedad para hombres y mujeres”, afirma.
En los últimos 6 años, Gloria ha sido testigo del incremento en el número de mujeres que ingresan a los CECFOR, que tienen sus sedes en los estados de Michoacán, Oaxaca, Coahuila y Veracruz.
“El sistema CECFOR yo lo conozco porque hace muchos años di clases y, por ejemplo, de un grupo de 40 integrantes, tenías 7 mujeres. Ahorita, por ejemplo, ya hay 12, 15 mujeres, todavía no es 50-50 pero sí hay un incremento. Tradicionalmente, en las carreras forestales siempre había más presencia masculina y aunque había perfiles de mujeres trabajando en el sector forestal, la formación de mujeres como ingenieros forestales no era tanta. Pero si bien las mujeres están accediendo a mejores niveles educativos, de alguna u otra forma, también eso es algo que les está limitando para poder participar en las actividades, por el tema de las dobles jornadas, que sigue siendo una barrera por las actividades propias de casa”, señala.
Otra barrera, considera, es la ausencia de habilidades totalmente desarrolladas, por ejemplo, cuando las mujeres no saben manejar un vehículo o no tienen acceso a medios de comunicación propios. Además, Gloria enfatiza que, a diferencia de los hombres, el ingreso de las mujeres suele cubrir una mayor diversidad de gastos que configuran la economía familiar.
“Los ingresos de las mujeres siempre tienen que estar divididos en muchas más cosas que los de la población masculina. Por ejemplo, las mujeres tienen que destinar un número importante de recursos para la protección, ya sea materna, paterna o para la parte juvenil o la infancia, y esas decisiones de: voy a comprarme esto para mí, se ven limitadas por esas decisiones culturales o sociales, económicas que se tienen que cubrir”, añade.
A lo largo de sus 20 años de experiencia trabajando con comunidades forestales, Gloria explica que las mujeres siempre han estado presentes en el sector forestal, pero desempeñando trabajos alternos, acordes a los roles tradicionales de género, como la preparación de alimentos, bordados… y a partir del año 2000, intensificaron su rol en la elaboración de artesanías y como promotoras turísticas, pero en la actualidad; muchas ya están involucradas en los procesos de transformación de las materias primas forestales, marcando un precedente en la equidad de género.
Para seguir incentivando la participación de las mujeres en el sector forestal, considera importante que instituciones como la Conafor alienten el relevo generacional de la plantilla de funcionarios públicos para dar acceso a mujeres jóvenes que, a su vez, están demostrando interés en temas de biodiversidad, cambio climático, bonos de carbón, entre otros.
3 Obstáculos que acotan el acceso de las mujeres a los apoyos de CONAFOR
A pesar de que desde 2013 la Conafor etiqueta recursos dirigidos a impulsar la participación de la mujer en el manejo de los bosques, en una tarjeta informativa enviada a Evlyn.Online informó que tiene identificados tres obstáculos estructurales que acotan la participación de las mujeres en el Programa de Apoyos para el Desarrollo Forestal Sustentable:
1) La herencia de la tierra se deja a los hombres de la familia
2) La propiedad de la tierra está centrada fundamentalmente en manos de los hombres
3) La marcada división de los roles tradicionales de género
“Las mujeres que viven en y de los ecosistemas forestales se relacionan con su entorno a partir de sus roles tradicionales de género. Otra barrera que impedía a las mujeres participar en los proyectos productivos, era la falta de recursos para aportar al arranque del proyecto. Por tal motivo, desde 2020 se eliminó como obligatoria la aportación a los proyectos y en 2021 se implementó como una acción afirmativa, el pago del 90 por ciento al iniciar y 10 por ciento al finiquito del mismo”, explicó la Conafor.
Para 2022, la Conafor incluyó en el Programa un pago de hasta 20 por ciento del monto del proyecto para que las socias que integran la empresa de mujeres, lo destinen al pago por el cuidado de hijas e hijos, personas adultas mayores y con capacidades diferentes bajo su dependencia, para la elaboración de alimentos para sus familias, el abastecimiento de materiales consumibles para uso doméstico (leña, agua, actividades de traspatio, entre otros) y para el pago del trabajo doméstico (quehaceres en el hogar).
Sin embargo, admitió que aún persiste la necesidad de fortalecer la participación de las mujeres en las actividades productivas forestales tomando en cuenta que, en 2020, el 44.4 por ciento de las mujeres vivían en situación de pobreza moderada y 8.5 por ciento en pobreza extrema. Además, del 83.5 por ciento de las hablantes de lengua indígena en zonas rurales 43.4 por ciento enfrentaron pobreza extrema y 40.1 por ciento pobreza moderada, según el informe de medición multidimensional de la pobreza en México 2018 – 2020 realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Asimismo, señaló que los derechos legales reconocen generalmente a los hombres con derechos de tenencia y propiedad de los recursos naturales y productivos.
Solamente 18.5 por ciento de los integrantes de órganos de representación de núcleos agrarios son mujeres, según los resultados del Registro Agrario Nacional (RAN) en su publicación “Estadística con perspectiva de género” y 34.8 por ciento de las personas sujetas de derechos que reciben documentos agrarios y que ocupan espacios de toma de decisiones en los núcleos agrarios, son mujeres según el análisis de la “Creciente participación de las mujeres como sujeto de derechos: RAN” que han tenido acceso a la tierra a través de cesión de derechos o herencia familiar.
“La propiedad de la tierra centrada en hombres y roles tradicionales de género enfocados en las actividades domésticas y de cuidados que generalmente desarrollan las mujeres, limitan su participación amplia en las actividades forestales”, expresó la Conafor.
De acuerdo con la Conafor, desde 2013 etiqueta recursos dirigidos a impulsar la participación de la mujer en las actividades forestales. En lo que va de la presente administración, en el año 2019 se tenía un porcentaje de atención a mujeres (personas físicas) apoyadas de 28.69 por ciento. Cada año este porcentaje se ha incrementado. En 2021 se incrementó a 35.27 por ciento.
En el caso de los ejidos o comunidades, la población beneficiara de mujeres que ha participado en el Programa de Apoyos para el Desarrollo Forestal Sustentable en el año2019 fue de 27 por ciento, y para el año 2021 se incrementó a 31 por ciento.
“La participación de las mujeres va en aumento, en 2013 fue del 24 por ciento y actualmente se encuentra en el 35 por ciento de la totalidad de apoyos asignados por la Conafor a personas físicas, mientras que la participación de mujeres que pertenecen a ejidos y comunidades, se identifica un incremento del 26 por ciento en 2019 al 31 por ciento en 2022. Específicamente, en los últimos dos años, el monto asignado al concepto de proyectos productivos de mujeres se incrementó en un 63 por ciento respecto al periodo 2017-2020”, agregó la Conafor en la ficha informativa.
Conforme a las solicitudes que anualmente recibe la Conafor por parte de las mujeres que desean obtener un apoyo económico, los motivos por los que son rechazadas algunas de sus solicitudes presentadas son:
1) Las personas no cumplen con los criterios de elegibilidad.
2) No acreditan la propiedad o legitima posesión del predio.
3) No cumple con criterios y puntajes para el apoyo.
“Se tiene identificado que las mujeres que participan en las convocatorias de los diversos apoyos que otorga la Conafor, en su mayoría son jóvenes. Solo en 2021, el 80 por ciento de apoyos asignados a mujeres, corresponden al rango de 15 a 29 años. En específico en el concepto de Proyectos productivos forestales para mujeres no existe ningún perfil específico, se cuenta con una diversidad de grupos que incluye población joven, adulta, adulta mayor, perteneciente a grupos indígenas, con o sin formación académica, etc. Todas las personas sin distinción tienen derecho acceder a los apoyos”, indicó la Conafor.
Para garantizar la igualdad de género, la Conafor explicó que contempla realizar algunos ajustes en los programas de apoyo para reducir las brechas de desigualdad. Por ejemplo, en el 2022 se incorporó una acción afirmativa sobre el tema de cuidados en el concepto de apoyo para destinar un monto económico a la atención de hijos e hijas, personas con discapacidad, personas adultas mayores, preparación y elaboración de alimentos domésticos, abastecimiento de materiales consumibles para abastecimiento doméstico, realización de trabajo doméstico, entre otros.
Ante la situación de que son pocas las mujeres que cuentan con la titularidad de los terrenos forestales, en las reglas de Operación se incorporó la categoría de “grupos participativos de interés común” que incluye a personas sin derechos agrarios y/o consideradas como avecindadas, reconocidas por la asamblea de ejidatarios o comuneros y que cuentan con la anuencia del titular de la parcela o de la asamblea, según sea el caso, para ejecutar actividades en el territorio ejidal o comunal. Estos grupos pueden conformarse por mujeres, jóvenes, personas indígenas o de pueblos y comunidades afromexicanas.
La Conafor aseguró que continúa con la incorporación de más acciones y la revisión continua del avance del cierre de las brechas de género para establecer las medidas que sean necesarias, no solo en el sentido de la operatividad del programa de apoyos, sino también en otras acciones como el fortalecimiento de las capacidades del personal institucional de la Conafor, el mejoramiento de marcos legales y programáticos con la perspectiva de género.
AL DETALLE
Fuente: Conafor
Para acortar las brechas de género, la Conafor ha ejecutado una serie de acciones que impulsan la participación de las mujeres tales como:
- puntos adiciones en los criterios de prelación a solicitudes de mujeres
- creación de un concepto de apoyo específico para mujeres denominado “Proyectos productivos integrales para mujeres”
- Atender el tema de cuidados dentro del programa “Proyectos productivos integrales para mujeres”.
Este articulo fue publicado originalmente en Evlyn.Online.
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